Black Lady: blackout

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Como les dije en mi anterior entrada, hubo una época de los 18 a los 24 años en los que andaba  en un plan rebelde, una época oscura de mi vida. Fue la etapa Blackout y Black Lady. La nombré Blackout por el álbum de Britney Spears en su época oscura, ya me que sucedió similar a ella: La dulce princesa y niña bien portada del pop, encantadora y rubia, carismática y tierna que de pronto no sabe que hacer con su vida y cae al charco y se vuelve en una persona oscura, de mirada fría, sentimientos ocultos, misteriosa y con un toque de locura. Me sucedió exactamente igual, solo que jamás probé drogas ni alcohol. Todo fue meramente psíquico.

Y en esta época me autonombro también Black Lady, como un personaje de Sailor Moon: Chibiusa es una dulce niña de cabello rosado y tierna que tiene como deseo ser adulta y al convertirla en adulta cae en un hechizo y se vuelve malvada, fría y nada dejada, y de pronto el amor de sus padres y amigos la salva de ese hechizo y vuelve a ser la chica tierna de antes, y fue así como me pasó.

Pues bien, yo era muy pop, pero desde la preparatoria empecé a escuchar bandas de rock pero sin modificar mi look popero y fashion. Cuando me salí de la Universidad, me adentré tanto en mi ansiedad que empecé a cambiar: empecé a leer sobre vampiros y me sentía una vampireza, me empecé a vestir de negro, usaba accesorios de calaveras, me pintaba los ojos exageradamente negros, las uñas negras y los labios color vino casi negro. Mi pelo rubio lo pinté de rojo punk y negro azulado en un momento de rebeldía y de querer enterrar a la chava dulce, empecé a decir groserías y a pelear con la gente si se metía conmigo, algo que antes no hacía. 

Me empecé a aislar, no salía de mi cuarto y escuchaba música oscura. A casi nada de cumplir 24 años empecé a sentirme mujer, es decir, comencé a asimilar que ya estaba en una transición a la adultez, y lo comencé a aceptar y empezaba a usar ropas más femeninas, pero la transición era dura, y de repente salía a la calle con vestido de flores y diademas rosas con tenis negros con cadenas. Todos empezaron a notar el cambio y mi madre aplaudió que comenzara a ser mas femenina. Un día salí con mi amiga y me dijo que mi blusa de flores y pantalón de corazones se veian raros con mis botas negras y mi peinado algo gótico, pero era una transición dura y poco a poco comencé a abandonar lo oscuro. Era como si el rosa empezara a comerse lo gris y negro en mi vida.

Pues bien, a los 24 años ya era mucho más femenina, me hice otro corte de cabello que eliminara mi pasado emo y gótico, comencé a comprar labiales rosa, empecé a coleccionar zapatos de tacón alto y poco a poco llenaba mi clóset de vestidos.

Al irse la ansiedad, se fue la etapa oscura, empecé a madurar más, dejé de juzgar a la gente y comprendí que podía seguir oyendo metal aunque me vistiera de forma femenina y rosa, pues los gustos musicales no deben ser regidos por tu vestimenta, sino por tu mente. Me consideraba  una mujer muy pink con un corazón de metal. Pues bien, a meses de entrar a la universidad me volví femenina al cien, me pinté el cabello de rubio platinado, me lo dejé largo y ondulado, usaba vestidos con zapatillas altas, uñas postizas y bolsos femeninos. Luego vino el hombre de mi vida a mi y me volví aún más femenina, y a esa etapa de mi vida la nombraría La viè en rose, porque todo comenzaba a salir tan bien y todo era tan bello que da flojera escribirlo de tan perfecto que fue, pero les dejo este relato con un objetivo: a mi modo de ver y hablando como una profesional en  mi área, la adolescencia en algunos debería terminar hasta los 24 años, la mente empieza a madurar después de los 25, antes de esa edad uno pasa por la transición de la adolescencia a la adultez, y no importa que algunos tengan hijos antes de los 24, a esa edad es cuando mas irresponsables se vuelven y se alarga tanto la adolescencia que dejan a sus hijos encargados para salir de fiesta, o vienen las frustraciones cuando uno va envejeciendo. Por otra parte, si notan que sus hijos cambian y se vuelven rebeldes, pon atención y habla con él, ayúdalo, en  mi caso vestirme así era un grito de ausxilio, un grito sordo y ahogado de ayuda, en aquel entonces yo no lo vi así, pero ahora con mis herramientas profesionales y un poco de madurez puedo afirmar que pedía ayuda inconscientemente. No es normal que una adolescente que amaba ser vanidosa, su cabello rubio, estar a la moda y dulce de repente se ointe el cabello de rojo intenso, se vista de negro de un día a otro, se aisle y se vuelva agresiva. Por fortuna fui mas madura que los que caen en las drogas, y la hipocondria me salvó de eso, pero en estos cambios de actitud los jóvenes son propensos a caer en la drogadicción y alcoholismo. La etapa actual de mi vida se llama «Ruda y cursi» , pues mis dos alter egos, la chica dulce y tierna y la chica oscura, cero dejada y rebelde mantuvieron una pelea al puro estilo de Hold it against me (video de Britney donde pelea la Britney dulce y popera con la Britney oscura y mala hasta fusionarse) y de esa pelea salió la persona que hoy soy: una mujer sin dualidades tan marcadas, sino recombinadas, es decir ya no soy Rosa ni Rojo, ahora soy Fucsia, ya no están dividas las personalidades, ahora la mujer rebelde puede vestirse perfectamente femenina y protestar ante injusticias sin perder la calidez que proporciona esa chava inocente que vive encerrada en mi y que intenté enterrar en mi época Black Lady, pero ahora está recombinada con la chava rebelde. Por eso, esta etapa de mi vida se llama: Ruda y cursi jaja.

Los quiere su amiga Gatinha.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. oreomunnea dice:

    H ola amiga Gatinha!!! Me da un gustazo encontrarte de neuvo por acá con tus frescas y diferentes publicaciones, pues este también es tu espacio. Quiero señalar que tu relato es tremendamente común y abundante entre la juventud de todo el mundo, pues la adolescencia viene marcada por profundos cambios físico-hormonales que hace de la personalidad de hombres y mujeres de esas edades un torbellino de grandes cambios acelerados, además de la búsqueda de un rol y modo de comportamiento que encaje en el engranaje social como consecuencia de la transformación del niño hacia la adultez, con lo cual se van viviendo numerosas etapas que se descartan hasta conformarse la personalidad definitiva del individuo; me identifico plenamente con este posts, como seguramente también se identificarán muchos de neustros lectores. Recibe un gran abrazo de mi parte, compañera.

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